Monday, November 13, 2006

Justicia

Es realmente justo que alguien que tiene un problema igual que otro, pueda solucionarlo, mientras que el otro no, simplemente porque es más inteligente, nos hace realmente justos tener aptitudes distintas.

Me gusta partir con ejemplos, supongamos que a Juan y a Pedro, nombres típicos de ejemplos, se les muere su madre, para acotar un poco más el asunto, supongamos que ambos eran muy cercanos a su madre, a ambos les afecta bastante, pero al pasar el tiempo Juan es capaz de darse cuenta que la muerte es absolutamente normal, que tiene que vivir sin su madre y que depende de él volver a vivir bien, por otro lado Pedro no logra superarlo, se queda infinitamente en ese estado de pena constante, donde todo da lo mismo, donde no vale la pena levantarse por las mañanas, donde la esperanza ni siquiera tiene una opción de aparecer.
Supongamos ahora que Juan y Pedro son dos alumnos de algún colegio, a Juan se le hace fácil, tiene buenas notas, se desenvuelve bien con los profesores, participa, pasa el tiempo y le va bien en la universidad y gana mucha plata, por otro lado Pedro no entiende mucho en clases, no es capaz de tener buenas notas, por esto no puede entrar a la universidad y termina trabajando por muy poca plata, no quiero que parezca que la plata es el fin de la vida, dado que Juan claramente es el ejemplo exitoso y Pedro el contrario, es solo un ejemplo como podrían ser miles otros, solo para mostrar lo que puede crear una diferencia.
Dados los ejemplos es difícil decir que es justo que Juan sea exitoso y Pedro el fracasado, simplemente porque uno supo manejar mejor sus emociones, porque era mejor en el colegio o por muchas otras razones, porque pateaba mejor la pelota, porque pintaba como nadie, porque resolvía ecuaciones rápidamente o simplemente por suerte.
Alguien me podría decir que supuestamente Juan será mejor en algo, pero que probablemente en otra cosa sea mejor Pedro, puede ser, pero a mi me parece que los factores de éxito en la gente no son tantos, que simplemente son pocas las aptitudes que te hacen realmente exitoso, por ejemplo ser bueno para los deportes, ¿asegura eso éxito? O ¿es apenas uno en un millón el que lo logra?
Por otro lado que es el éxito, se puede decir la felicidad, la plata, lo profesional, etc, no pretendo con esto crear algo así como una ley de la injusticia de ser tonto o algo así, probablemente todos somos exitosos en algún sentido, solo que simplemente, quizás en casos puntuales, el saber resolver un conflicto mejor que otro o superar algo que otro no es capaz puede ser injusto, y que quizás esa sola diferencia, pequeña en ese momento, puede gatillar diferencias enormes en el futuro.
Esta pequeña reflexión me lleva a pensar por ejemplo en la meritocracia, es justo que yo por mis meritos obtenga mejores oportunidades que otro, como dice la meritocracia, el que se lo merece será exitoso. ¿Quien se lo merece? El más inteligente, el habilidoso o el que lleva bien sus emociones, que pasa con el que no calza en estos meritos, ¿esta condenado simplemente porque nació con menos inteligencia, menos habilidad que otro? ¿Esta el tonto condenado a no ser exitoso?

1 Comments:

Blogger Simón said...

Bonobon
Me perece muy interesante lo que planteas, realmente creo que es todo un tema. Corresponde con esos problemas tan básicos y asumidos que nadie se pregunta por ellos.
Quiero, a propósito de lo que tú planteas -tema propio de un filósofo -desplazar, por un segundo la reflexión. Tomando en cuenta el título que propones, creo que sería útil precisamente preguntarse por la justicia como concepto. ¿Qué es la justicia?, ¿cuál es la relación de la justicia con el juicio?.
"Ojo por ojo, diente por diente", dicen por ahí; ¿acaso es eso justicia?, a mí me suena bastante más a venganza.
Rastreo la justicia entre mis pensamientos, y no puedo sino pensar en el resultado de un acuerdo, un concenso; eso es que la justicia opera desde un código y está directamente relacionada con la moral. Hasta ahí es donde mi reflexión me ha llevado. En ese caso preguntarse por la justicia en relación con la subjetivación del ser humano podría exactamente impropio, ya que no corresponde hablar de justicia al referirse a tales problemáticas.
Por otro lado me quedo pensando en la relación entre la justicia y la ley. ¿Acaso no hablamos, aquellos ligados al psicoanálisis, sobre la ley del lenguaje?, ¿acaso no es en la instalación del lenguaje que puede inscribirse una ley en el sujeto?... el camino se nos pone más pedregoso si queremos rastrear a la justicia por esos lugares. Podría ser, al menos intereante preguntarse al respecto, y, quizás intentar buscar respuestas a través de la filosofía, por ejemplo podría ser útil la ética comunicativa.

7:42 AM  

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